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"LA VISIÓN DE DON PÉREZ"

Un día gris de 1.968, justo cuando la escuela “Benjamín de la Vega” cumplía sus 50 años, un ordenanza llamado “Don Pérez”, el más querido por los alumnos, tuvo una visión… que en el 2.018, algo malo ocurriría.
Don Pérez nunca supo qué iba a pasar específicamente pero, lo escribió en un testamento y lo escondió en lo más profundo del sótano de la escuela, un lugar frío, oscuro, con ratas, telarañas y lleno de intrigas.
Cuando llegó el año 2018 se cumplió la predicción que Don Pérez había anticipado…
En el centenario de la escuela, mientras todos festejaban se oscureció de repente, el viento empezó a ser cada vez más fuerte llevándose junto a las hojas la felicidad de la gente que conmemoraba el Centenario. Se comenzaron a escuchar las sirenas que anunciaban que un tornado se acercaba rápidamente a la ciudad de La Rioja. Toda la gente empezó a correr desesperada hacia todos lados, algunas personas se escondieron bajo la mesa, otros se quedaron en el patio sin saber qué hacer y tres niños llamados Paolo, Nicolás y Exequiel muy pícaros se metieron al sótano, “el lugar prohibido”, que estaba repleto de papeles viejos.
Los chicos, mientras buscaban suministros, botiquines y resguardarse del peligro, encontraron algo muy sospechoso al fondo de un cajón… resultó ser el escrito de Don Pérez, el ordenanza del pasado, en él decía: “Lamento tener que anunciar esto, pero es mi deber ya que no puedo llevar mi visión a la tumba, vi a gente desesperada corriendo en el patio de mi querida escuela, niños, ancianos, jóvenes, nadie decía nada, sólo gritaban y corrían sin sentido alguno; luego vi unos niños sospechosos leyendo papeles en el sótano…”
Los niños se intrigaron aún más porque se dieron cuenta de que estaba pasando lo que decía en la carta, así que decidieron salir al patio a tomar aire fresco y fijarse si el tornado había pasado, mientras salían encontraron una puerta pequeña, vieja y oscura, parecía que un león la había raspado hasta más no poder, se acercaron para escuchar lo que había detrás de ella “tic, toc, tic, toc” se sentía.
- ¿Un reloj? – preguntó Nicolás – eso, no es nada tenebroso.
- Mejor vámonos de acá – dijo Exequiel.
Cuando miraron hacia atrás, Paolo ya había salido, así que fueron con él. Sorprendentemente el tornado no había dañado nada.
Entonces Paolo dijo – me voy a casa. – nosotros también – le respondió Nicolás.
Se saludaron y a pocas cuadras Paolo recordó que había dejado su campera. Sin pensarlo retrocedió a buscarla, cuando llegó, entró al sótano y escuchó ruidos que venían de la puerta secreta, la abrió creyendo que eran Nicolás y Exequiel, la puerta hizo un ruido estremecedor al abrirla, de repente algo lo empujó hacia dentro y quedó encerrado a los pies de un esqueleto, intentó abrir la puerta varias veces pero no pudo. Después de un rato comenzó a sentir un dolor en su brazo izquierdo, era como si se lo estuvieran apretando muy fuerte, después comenzó a sentirlo en todo el cuerpo, su piel se fue poniendo más y más blanca hasta que terminó el dolor y se convirtió en el nuevo esqueleto de la Benjamín, que hoy en día asusta a los niños, cuando realizan alguna travesura.
                                                                                                        7° “B”
                                                                       Esc. “Gdor. Benjamín de la Vega”




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