El Quiosco de Don Carlitos
Carlitos empezó a ser “Don Carlitos”
en el año 1989. Sus primeros pasos detrás de un mostrador los había dado de muy
pequeño y llevaba una gran parte de su vida haciéndolo.
En ese año surgió la posibilidad de ser el quiosquero de la escuela Telechea y Benjamín de la Vega, y él aceptó sin dudarlo.
Por aquél entonces ya vendía sus famosos “sanguches de mortadela” en un diminuto quiosco de lata que se encontraba en el 1er patio de la escuela, en un costado y cerca del mástil.
Aquellas viejas 4 paredes de chapa le trajeron más de un dolor de cabeza, especialmente los días lluviosos…
En ese año surgió la posibilidad de ser el quiosquero de la escuela Telechea y Benjamín de la Vega, y él aceptó sin dudarlo.
Por aquél entonces ya vendía sus famosos “sanguches de mortadela” en un diminuto quiosco de lata que se encontraba en el 1er patio de la escuela, en un costado y cerca del mástil.
Aquellas viejas 4 paredes de chapa le trajeron más de un dolor de cabeza, especialmente los días lluviosos…
Desde ese momento y hasta la fecha de hoy incontables vivencias, experiencias,
aprendizajes y lindos momentos se han dado lugar. Sería imposible estimar la
cantidad de alumnos, papás, mamás, maestros, trabajadores de la escuela, como
así también algunos desconocidos que han pasado por la cantina. De seguro
muchísimos han probado desde sus sanguches o pizzas hasta su exquisito café,
pero algo que seguramente recordarán más todavía son sus chistes, su buen humor
y su alegría que para el bien de todos nosotros es contagiosa.
Los años han pasado, y lo han seguido haciendo uno tras otro, y a pesar de muchos cambios, hay algo que gratamente aún perdura… “Don Carlitos” y su quiosco.
Si usted aún no ha tenido el agrado de conocerlo y probar sus exquisiteces, no espere más, que Don Carlitos, una sonrisa y algo rico lo está esperando.
Los años han pasado, y lo han seguido haciendo uno tras otro, y a pesar de muchos cambios, hay algo que gratamente aún perdura… “Don Carlitos” y su quiosco.
Si usted aún no ha tenido el agrado de conocerlo y probar sus exquisiteces, no espere más, que Don Carlitos, una sonrisa y algo rico lo está esperando.
Gustavo Bisutti

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