Miedo, curiosidad, asombro, temor, desconfianza, emoción fue lo que sintieron los pueblos originarios cuando los conquistadores llegaron a estas tierras.
Dos culturas se encontraton y fue necesario mucho sufrimiento para construir juntas un destino común basado en el respeto y la tolerancia.
Hoy queremos revivir ese momento de encuentro, pero desde otro lugar. Reconociendo, en el respeto a la diveersidad cultural, la posibilidad de construcción de un encuentro pacífico que ayude a renovar esperanzas e ilusiones.
Para ello necesitamos autenticidad y respeto a la pluralidad de ideas. Digamos no a la discriminación de las minorías y digamos sí a su integración; abracemos en actitud solidaria su lucha por el reconocimiento como pueblos originarios de estas tierras.
Trabajemos unidos, abiertos a un presente lleno de desafíos que nos interpela para colaborar en la ansiada integración americana.
No dejemos que nuestras fuerzas decaigan, digamos con las comunidades: "Aún estamos vivos. Nuestra cultura resiste a pesar de todo. A pesar de la muerte de nuestros suelos, ríos y montes. Respetemos a la tierra, a sus habitantes a sus costumbres".
Antes de que sea demasiado tarde, hagamos de esta frase una oración común: "estamos dispuestos a ayudar a construir un mundo que nos incluya a todos, para que también todos tengamos la posibilidad de vivir un tiempo y una vida nueva".
En este día tan particular, y como comunidad educativa, renovemos nuestro propósito de vivir hermanados preocupándonos por las necesidades de cada uno para lograr que la unidad deje de ser una utopía y se convierta en realidad cotidiana.

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